Corderos, corderas, corderistas y un entrañable camarero indio

Si el corderismo entiende de algo es de celebraciones. Cualquier momento es bueno, pero los éxitos de la sección masculina y la femenina merecían un ágape a la altura. Así que en el ya mítico "Pasta Nostra, Pizza Nostra" se reunieron hasta 20 corderistas (21 si incluímos a Blanca que se pasó pero no se quedó a cenar, casi 30 si incluímos a las amigas de Blanca que jamás llegaron). La noche pasó entre risas, brindis del nuevo Hombre Cordero y la Capitana-en-cap, y agradables chanzas del camarero indio que no se enteraba de nada.

Hubo vino y comunismo, como es debido. Todos los asistentes discutieron acaloradamente sobre el futuro de la socialdemocracia y el partido contra las Montpellier y, una vez terminado con el sorbete de limón, salieron por Huertas. Concretamente a un garito algo inmundo con gente muy rara. Tomamos unas copichuelas, jugamos unos dardos, unos billares en los que Ferrr y Reme demostraron su habilidad con el catenaccio. Poca gente juega al billar con carrileros hoy en día.

Un señor muy interesado estuvo por ahí dando la coña algo ebrio, y ¿qué más contar? Que los clientes del bar uno a uno se fueron marchando hasta que lo cerraron y ya nos fuimos a casa.