C de CORDERAS

Este fin de semana, la dirección del Elefante Verde acudió en pleno a contemplar y deleitarse con el juego de la sección femenina de Gran Cordero. No era un partido fácil, más por la falta de recursos, ya que fueron finalmente cinco jugadoras las que tuvieron que disputar todo el encuentro, que por la calidad del rival. Por lo tanto, el resultado a priori era una incógnita.

No vamos a relatar ahora el desarrollo del encuentro, ya que este no es el objetivo de este columna, para ello está la crónica correspondiente. Pero sí vamos a realizar un breve análisis del juego corderil.

Técnicamente el equipo cordero no es brillante, tampoco su juego colectivo es su fuerte, no hay transiciones rápidas, ni circulación de balón, ni movimiento en ataque. Tampoco la defensa está organizada, el rebote no se cierra bien, e incluso se deja correr al contrario. Pero peso a todo esto, pese a las deficiencias en su juego, las corderas tienen algo fundamental: ¡LOS OJOS DEL TIGRE!. Ese espíritu de lucha de los grandes jugadores que hace que puedan sobreponerse a cualquier adversidad, que les permite ofrecer un poco más en cada jugada, incluso cuando el cuerpo les grita basta, son capaces de dar más... y es que el mismísimo Rocky estaría orgullosa de ellas, y nosotros también.

Destacar a alguna de ellas por encima del resto sería injusto, y por ello vamos a hacerlo. Y es que Eva y Vera son el pulmón, el músculo, el riñón y lo que haga falta de este equipo. La pareja estopamix de las Corderas resulta letal para sus adversarias. Eva con sus puntos y su coraje. Vera simplemente resulta letal. Como fuerzas de la naturaleza pueden acabar con las más fuertes. Y si el árbitro no lo impide castigan duramente al contrario.

He aquí dónde podemos encontrar un pequeño pero a la garra de las corderas. Y es que a veces resultan excesivas en su comportamiento. Está claro que el baloncesto es un deporte de contacto, y que a todos nos gusta el contacto de vez en cuando (sobre todo en cierta situaciones en las cuales no entraremos), pero el baloncesto es baloncesto, el rugby es rugby y al waterpolo no se juega con caballo que sino se ahoga. Una actitud relajada no es buena, pero tampoco es positivo repartir a diestro y siniestro confiando, o sabiendo, que el árbitro será benévolo. No es el espíritu del cordero, básicamente porque a nadie le gusta que le den de manera loca/injustificada, así aplicándonos el cuento, es mejor no dar.

Como hemos comentado, este es el "pero". Un detalle que no impide que las corderas sean un buen barro, que moldeadas por manos expertas (aclaramos que esto es una metáfora, no significa que el entrenador o cualquier otro espabilado les meta mano) llegarán a ser un equipo muy competitivo.

Alabando por última vez la actuación corderil, el Elefante Verde se despide de ustedes.

Una semana más, y dentro de la política de reconciliación con la directiva, el Elefante no insultará a Guillermo Álvaro, que además estará muy ocupado con su beca y demás menesteres como para poder dar réplica.

Siempre atentos.

O.