Loor y honores a los Blanco

  Érase una vez una humilde familia madrileña que tenía un sueño: ganar una porra de fútbol y ser conocidos en todo el mundo. Primero fue uno de los hermanos, Alejandro, el que lo consiguió, pero ,ay, su hermanito Eduardo no hacía más que fracasar y fracasar, navegando en las profundidades de la clasificación. Pero llegaron los negritos y se cargaron a Francia, los suecos a Argentina, los coreanos y sus amiguitos a Italia y luego a España y el bueno de Eduardo consiguió rematar la faena: se proclamó campeón de la Gran Porra Gran Cordero del Mundial 2002, también conocido como I Trofeo Rubén Cuesta. En fin, que estamos todos jodidos pero contentos a la vez por haber hecho feliz a una familia que ahora estará más unida que nunca. sobre todo Jorge Belinchón que seguro que está contentísimo. Todavía quedan premios por dar, eso sí: la segunda y la tercera plaza dependen de la final. Si gana Brasil, segundo será Belinchón y tercero Alejandro Blanco - pesaditos los niños, oye. Si gana Alemania será Guille Álvaro el que quede segundo- salvando así el honor del Cordero- y Belinchón y Joaquín Álvaro compartirían el tercer puesto. Esperemos que el miedo a la furia del Cordero sirva para que los donativos de la familia Blanco a la Fundación Gran Cordero sean generosos.